© Silvia Delgado Fuentes




© Silvia Delgado Fuentes

Imagen de tapa: © Ariel Soto

PRÓLOGO

"Canción inútil para Palestina” fue escrito semanas después del regreso de Silvia Delgado Fuentes de un viaje por Palestina y Líbano, (a 30 días del alto al fuego)
Son la reacción templada de un viaje sin esperanza.
Son un pellizco, no la gigantesca patada que merecían.
Son sólo la trascripción de una sensibilidad a medio gas, de una conciencia gastada con tanta guerra televisada.
Silvia Delgado sufrió en ese viaje y yo supe de su tristeza. Pensó que allí había perdido algo demasiado importante, le costó asumir que simplemente no había llevado la ferocidad que durante años había sido su fuerza ilimitada.
No fue la primera vez que Silvia viajó a un país en guerra, sí fue la primera vez que sintió que en ella se había instalado cómodamente la indiferencia.
Cruel reflexión, no estuvo sola.
Cuando me pidió que le escribiera el prólogo de este poemario, ella sabía de mi disgusto al leer los poemas, sabía que serían, mis palabras, duras como pedradas, pero aún así insistió en que fuera yo quien le prologara, me pidió que simplemente desnudara la verdad de su experiencia fracasada.
Yo acompañé a Silvia mientras duró su desazón.. ahora, ya recuperada, estas letras no le pueden doler, no le deben doler... ella me las fue dictando con sus silencios.
Sé que su esfuerzo fue inmenso, mayor incluso que con ningún otro poemario pero el resultado, demasiado tibio, ¿qué ocurrió entonces?, ¿qué le ocurrió a la viajera incansable?, ¿a la mujer?, ¿a la poeta?, ¿qué ocurrió con Silvia aquellos días?, ¿qué sentía?, ¿cómo?, ¿qué recogía de las palabras de los otros?, ¿de sus miradas?, ¿de sus horrores, de sus escombros, de sus lágrimas?...
Los versos de “Canción inútil para Palestina” transmiten impotencia, fastidio, aburrimiento.
En definitiva: indolencia.
Silvia se obliga a estar en primera línea del frente pero con el corazón tan perfectamente blindado que ni un solo disparo roza sus poemas.
Lo que ocurre con estos versos desapasionados, esta ocurriéndonos a todos, poetas o no, cada día que pasa somos un poco menos humanos, cada día que pasa estamos un poco más enfermos.

*

Tenemos la mirada cansada.
Aún nos queda mucho trabajo por hacer.
Las imágenes excesivas nos blindaron el corazón, nos lo saturaron poco a poco y sin darnos cuenta ahora, estamos, como Silvia, con la humanidad a media asta.
La peor de las derrotas, evidentemente, es no darnos cuenta.
Por eso estos versos ejemplifican, de alguna manera, nuestra medianía, esa amputación que estamos sufriendo de la solidaridad, de la empatía, de la justicia, esa saturación, hoy ya, tan evidente.
El sistema es una bestia con dos cabezas, con una devora, con la otra piensa y está consiguiendo que los disidentes no consigamos mantener limpias las manos, que las manchemos con estas afirmaciones templadas, consentidas, convenidas.
Crucemos los dedos, aún estamos a tiempo. No es tarde para escribir nuevos versos, no es tarde para ponerlo todo bajo sospecha sólo tenemos que estar alerta....
Leamos, estos 20 poemas envasados al vacío, que son , al fin y al cabo reflejo, de un hastío único o colectivo.
Es urgente, aprendamos a pensar de nuevo.

Juan Sencillo Sencillo, Bilbao, enero 2007

1

Traigo una patria entre mis brazos,
una patria sucia de pólvora y ceniza,
una patria llena de fantasmas.

Traigo una patria entre mis brazos,
no lavéis su sangre con azufre,
si vais a esconder el crimen
dejadme llorar junto a las larvas,
dejadme llorar con ella y sin sus pájaros.
Con ella,
si.
Con ella hasta la muerte.

Traigo una patria entre mis brazos,
traigo toda su hambre y sus puñales,
su llanto de estepa,
sus cadáveres tatuados.
Traigo a un dios ahorcado
entre los senos de esta tierra desahuciada,
antes de arrebatarme los cadáveres
dejadme llorar.
Dejadme.

*

dices que traes una patria entre tus brazos
y lo que traes, Silvia, amiga,
son versos tibios,
versos que son andrajos,
que son osarios.

2

Mi casa ya no es mi casa.
Sabedlo.

Sabed que la tierra está sembrada de cráneos,
que arrancaron de cuajo las colinas,
que sepultaron el paisaje.

Sabed que mi casa fue humillada,
saqueada,
que mis hijos llenaron de odio sus bolsillos,
que el hambre baila por todas las esquinas.

Sabed que la barbarie robó nuestros olivos,
que los invasores tienen nombre y apellidos,
sabed que pusieron precio a las ruinas
y que las cadenas no molestan con su ruido.

Sabed esto, debéis conocerlo.

Convirtieron las rosas en cerrados puños,
acallaron las plegarias,
nos pasaron a cuchillo.

Debéis saberlo,
vinieron a mi casa,
dejando solo sangre en los caminos.

*

dices que allí, las casas son humilladas, saqueadas,
y hablas como si la barbarie estuviera sentada en la cocina,
pero esa barbarie nunca llamará a tu puerta
y eso, tú lo sabes
y eso, Silvia, tú, cada día
lo confirmas.

3

Afuera, a veces, llueve,
a veces se comparte el pan
o se derrama alegría.

Afuera, no tienen negras dentaduras,
ni rodillas ulceradas,
ni clavan en el suelo las miradas.

Afuera, dioses ignorantes acarician alacranes,
los niños juegan con sus ojos de piedra
y los amantes se desperezan sin poder tocarse.

Afuera buscan a tientas los sables.

Aquí dentro, en esta tierra donde ya no llueve,
en esta tierra donde mueren y es como si no muriera nadie
tiemblan las manos que castigan.

Porque dicen, no,
no hay rosas,
Porque dicen, no,
no hay sangre,
porque dicen no,
nos sobran corazones,
porque dicen no,
a esa jauría de monstruos sin cabeza.


*

dices que allí dicen “no”
y lo dices como si tuvieran elección,
como si fueran niños mimados,
lo dices, Silvia, sin pensarlo demasiado.
Ellos dicen “no”,
porque morir,
es siempre mejor que estar enjaulado.
es siempre mejor que estar esperando,
es siempre mejor decir no que estarse callado.

4

Se ahorcaron los dioses,
después de montones de siglos delirantes.

Se ahorcaron los dioses
después de presenciar
que sus hijos predilectos
son verdugos de oficio.

Los encontraron oscilantes,
colgados de olivos,
los encontraron tibios
apestando a orines
y a mierda.

En sus epitafios
estará escrito:
Que los gritos de los niños golpeados
hicieron el nudo,
que los gritos de los niños torturados
columpiaron los cadáveres,
que los gritos de los niños masacrados
dejaron abiertos los ojos
de todos los dioses cobardes.


*

Hablas como si todas las mañanas
empujaras a tus hijos a los sables.
Lo cierto es que hablas y no sabes
qué siente una mujer cuando es madre.

5

Con labios sucios dicen tu nombre.
Suena el grito de un niño,
un niño dolorido que se despierta.

Eres la mujer
con el llanto más dulce de la tierra.

Con labios sucios repiten tu nombre,
y te miran para robarte, de los ojos,
canciones,
y te miran para envidiar el vientre que siembra
y te miran pero no ven que tu hijo revienta
Y te miran sin piedad
Y te miran mientras con labios sucios
besan las llaves
y de nuevo las cuelgan.

La puerta que detiene el llanto más dulce de la tierra
no está abierta.

Y muere el niño
sin saber por qué las cierran.


*

no hay niño en la tierra que comprenda por qué llora una madre
no hay niño en la tierra que sepa por qué cierran todas las puertas
no hay niño en la tierra que en tu vientre quepa.
Ni un solo niño se salvará con tu poema.
Ni un solo niño,
Ni una sola madre.

6

Todas las noches sueña con zapatos,
que le rozan los talones,
unos zapatos corrientes,
que le hagan heridas,
que le aprieten.

Unos zapatos pobres
para un niño pobre.

Todas las noches sueña con zapatos
y todas las noches le despiertan
sus pies ateridos
y todas las noches,
el niño apátrida,
el niño de los pies descalzos
se acerca a su hermano
para calentarse con el aliento
pero también está despierto.

A todos los niños descalzos,
el frío, les interrumpe los sueños,
antes de tiempo.


*

Tus sueños, nuestros sueños,
son largos y templados.
Van calzados y llevan firme el paso.

7

Dios se esconde cuando escucha los ayes
Y desaparece cobarde.

Dios esputa indiferencia
siglo a siglo,
pero el prisionero lo nombra,
en vano, lo invoca,
lo busca a tientas por la celda
y no canta porque
¿quién canta en la cárcel
si sabe que pronto va a morir?.

Dios se esconde,
no soporta a los hombres,
ni sus penas,
desde su escondrijo
observa al preso que se queja,
ve cómo le rompen los brazos y las piernas
sólo por tirar unas piedras.

Después, silbando,
dios se aleja.


*

eres atea y haces a dios culpable
de algo que sólo los hombres y sus blasfemias
son responsables.

8

No recuerda cómo eran sus ojos
ni su sonrisa.

Siente, de la muerte,
las patadas,
de la vida
el mal aliento...

No recuerda
ni sus manos
ni su cara.

Mil hormigas recorren las paredes
como si nada.

Y no recuerda, no,
está a oscuras su memoria.

Una mujer sin rostro
grita en medio de la noche,
es su madre
y no sabe su nombre.

*

dices que hay campos de detención secretos,
lugares infames donde no tienen dueño los cadáveres.
Dices esto sin mirarme,
lo dices sin inmutarte.

9

Primero fueron a tu casa
a investigar porqué
había tantos dulces
sobre la mesa.

Después fueron a tu casa
a vigilar
quién sale de ella
y quién entra.

Más tarde
entraron furibundos derribando la puerta.

Y hallaron una familia corriente
velando el cadáver de un joven
con un tiro en la frente.

*

dices que ser joven es un delito
en cualquier sitio
y lo dices como si en verdad aquí y allí fuera lo mismo.

10

Los puños de su camisa no están limpios.
demasiado viento y arena,
demasiadas noches y estrellas,
demasiada espera.

Que no jueguen más
es lo que desea.

Los puños de su camisa no están limpios
y esta puede ser la causa
de que le hagan correr de rodillas
o a ciegas.

Simplemente porque los puños de su camisa están sucios
no puede atravesar la frontera.

Sólo por esto, cierran la puerta
y le dicen que no vuelva.



dices que somos solidarios,
porque escribimos libros
porque visitamos sus casas,
porque les prestamos los oídos.
Yo te digo que si tú o yo fuéramos solidarios
dejaríamos los versos,
para cerrar los puños.

11

Caminó entre muertos,
caminó con muertos.
Conoció fronteras
que en la imaginación no tienen sitio.

Envejeció pidiendo asilo.
Se hizo viejo él
y los hijos de sus hijos.

Oxidaron los cerrojos,
afinaron los discursos
y los tiros.

Hoy, el anciano, continúa caminando
lleva el hambre más antigua,
lleva más dolor y más entierros
lleva más rencor y más fatiga.

Y lleva la cuerda con la que ataron
su pobre destino .

*

dices que el exilio es la peor de las condenas,
y ni siquiera tragas saliva
al decirlo.

12

En esta tierra enloquecen
de lunes a domingo.
Deshacen las trenzas,
desatan las lenguas
desnucan la cordura.

Cuchichean
su verdad a medias,
llenan con ira
el cáliz sagrado
y lo escupen gritando
que nunca tuvieron casa.

En esta tierra os digo,
antes que sus barbas sucias
hubo un pueblo respetable
que escribió sobre las piedras
su dolor y su memoria.

*

dices que el exterminio es lento y preciso.
Es lejano y molesto
Dices que están matando un pueblo completo
Y que este año irás de vacaciones a otro sitio.

13

Amarse, si.
Amarse desde la barrera,
en las carencias,
en las ausencias.
Amarse, si,
amarse a pecho descubierto,
a voz en grito.

Amarse como si fuera la última pelea.

Amarse, si.
Amarse y que el abrazo huela a limpio,
a lavanda,
a madreselva.

Amarse, si,
salvar el amor de tanta derrota,
de tanta pólvora
y escombrera.

Amarse así
es una victoria en cualquier guerra.

*

dices que se aman
como si fuera fácil
como si tu amor gastara
sus caricias en las trincheras.

14

No tengo casa.

No tengo a donde regresar
ni de donde escapar.
No tengo un lugar para recibir
ni jergón para dormir
ni mesa donde celebrar.

No tengo casa,
no tengo ventanas,
ni puerta.

No tengo casa,
ni ruinas,
ni tierra.

No tengo casa
que es lo mismo que decir:
no tengo esperanza.

*

dices que derriban las casas o las secuestran,
dices esto pero nunca sabrás
qué sienten exactamente
cuando la memoria se hace trizas
cuando de la noche a la mañana
los recuerdos se pulverizan..

15

Todo un pueblo está hablando solo.
Con voz ronca.
Sin gloria.

Habla para escupir el miedo.
Habla y callamos igual que muertos.

Todo un pueblo
o varios pueblos
o todos los pueblos
hablan solos,
gritan solos,
aúllan sin ser lobos
y nosotros hacemos como que no somos parientes.

Todo el pueblo habla solo
y habla en vano.
Estamos sordos.

*

dices que estamos sordos
y lo dices si sentirlo
como si nada de esto fuera contigo.

16

Le cortaron la lengua,
pedacitos,
cuadrados y rectangulares
pedacitos de carne roja sin habla.

No le dejaron que gritara,
le dijeron que callara de una vez
porque las palabras,
deformes,
tremendas
podían salir,
(aunque manchadas)
para escribir su nombre
sobre el papel.

Le cercenaron la garganta
y le cortaron las manos después.

*

dices esto y aquello,
lo dices en primera persona,
como si fueras ellos...
sin serlo.

17

Es difícil encontrar mendigos en las calles,
deberían estar en el combate
pero están aterrados
muriéndose de hambre.

Es difícil encontrar niños jugando en las calles,
deberían estar atrincherados
bajo las faldas de sus madres
pero están aterrados
muriéndose, linchados.

Es difícil encontrar mercaderes en las calles
deberían estar repartiendo el alimento
pero están aterrados
muriéndose, miserables.

Es difícil encontrar jóvenes en las calles
deberían estar conspirando
pero están muriéndose
encerrados bajo llave.

*


dices que no hay mendigos ni niños en la calle,
dices que los jóvenes están en las cárceles
dices que mañana quizá te quites el tatuaje,
que has engordado,
...que irás al sur de viaje.

18

Es tarde ya,
las manos tiene musgo, niebla,
el pus está esparcido sobre la celda,
la muerte derriba destinos
y caen de rodillas las razones.

Es tarde,
os digo que es tarde,
que los demonios juegan sus juegos de niños,
que dios liba gustoso
clítoris amortajados,
que los rifles, los sables
detienen latidos.

Es tarde,
os digo que es tarde,
hay quien abre las puertas de la ira
y quien espera sin darse por vencida.

¿os dije que es tarde
para ser sólo poetas de seda y encaje?

*

dices que allí la poesía tiene una causa,
dices que aquí la causa es la misma,
dices que dices y no dices nada,
y dejas huecas, las palabras,
y tus versos retumban,
como hojalata.

19

¡esperad!

Hemos hablado tan poco
de las alambradas,
de las fronteras,
de esta prisión de estrellas...

¡esperad!
¡esperad!

No dejéis más manos llenándose de espadas,
no dejéis vuestra ira,
no dejéis sobre esta mesa
cucharas vacías,
ni piedras,
ni huesos sin piel ni vísceras.

¡esperad!

No cerréis la puerta de esta cárcel inmensa,
de esta cárcel que es patria,
de esta patria.

Dejadla abierta.

*

dices que allí viven en una cárcel,
dices que aquí lo hacemos en una jaula,
y yo te digo que pienses lo que dices antes de decirlo.

20

Pido silencio mientras escribo.
Pido silencio para escuchar los gritos,
no entretengan mi canto con estrellas
ni con dioses que asesinan.

Es de noche y continúa anocheciendo.
Pido silencio mientras escribo,
no me den la mano,
la tengo entretenida con esta poesía.

Pido silencio,
silencio es todo lo que pido,
silencio mientras escribo y sumo
cada uno de los gritos
a los gritos de hace un segundo.

Pido silencio.
Es todo lo que pido.
La noche se alarga,
los crímenes hacen daño con su ruido.

Yo estoy aquí,
Yo estoy aquí
Y no sirvo de nada.

*

dices que no hay nada que hacer,
que tus poemas no sirven
y yo digo que no es verdad,
que sirven
para hacer canciones o leyendas.
Sirven para poner letra a la indiferencia.

Datos de la autora

Silvia Delgado Fuentes, España, 1968 | Nació en un pueblo de la rioja alavesa, desde entonces hasta ahora, es nómada de pieles y geografías. Difunde sus versos en montajes que realiza alternando texto, música e imágenes. Es autora de los siguientes libros de poemas: “Ángeles cotidianos”, “Y que hablen en mis palabras”, “No está prohibido llorar con los supervivientes”, “Las cuarenta chimeneas del infierno”, “Canción inútil para Palestina” y “Nanas de rodillas”.